viernes, diciembre 11, 2009

puaj!

                                  tenemos esa estupida coincidencia de romper las lapiceras de rayarnos con numeros las manos con la tonta esperanza de que de la tinta mezclada con nuestra fraganciasudorosa, brotara algo inesperado, quizas un berso, quizas un árbol, quizas una formula de Einsten o las bombas de papas que tanto nos gustaban, teníamos la hironía de ser íntimos sin ser amigos y la tinta xilografica de lapiceras mal gastadas, que nosotros malgastabamos en juegos inapropiados, la tinta xilografica era nuestra aliada, con sus manchones escondia niestros olores de adolescentes en primavera, esa jungla hormonal que nos inundaba y nos daba verguenza, ese salvajismo brutalmente liberado en sustancias asquerosamente olorientas. Nuestro Karma era escribir en borradores que nunca en limpio se pasaban, las palabras se hundian en las hojas polvorientas de nuestros anotadores, se perdían, naufriagaban, en canoas que nos olvidabamos de terminar.
Esa tonta coincidencia, esa especie de secreto entre dos giles que se creian poetas. nos tirabamos frases como si fueran gatos que caen y nos arañan la cara hasta que los agarramos de la cola y los reboleamos a los techos con lunas llenas que es donde los gatos con las gatas se aparean, creando mas gatitos que los revolearemos por los aires en forma de palabras que luego ahogaremos mares inmensos de hojas blancas, dobladas y gastadas, muy mal gastadas!, como la tinta xilografica, como las lapiceras que rompemos mordiendo, como por si morderlas las palabras fluyeran, como si los númros anotados en nuestras manos se conserbaran hasta llegar  a nuestras casas para poder anotarlos en anotadores llenos de gatos.

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